Adolescencia, sexo y porno

22.01.2020

Nuestra sociedad está cargada de mitos falsos sobre la sexualidad que puede afectar en como transmitimos la educación sexual a nuestros hijos, por ejemplo muchas personas relacionan sexualidad con el coito, aun siendo este solo una parte no imprescindible de la sexualidad.

Desde este modelo coito céntrico, cuando juntamos las palabras adolescencia y sexo, lo primero que se nos pasa por la cabeza son los embarazos no deseados y las conductas de transmisión sexual.

Algunas de las características asociadas a la adolescencia son, la baja percepción del riesgo, la tendencia a transgredir los límites y la búsqueda de sensaciones. Estas características de los adolescentes si las juntamos con las fuentes inadecuadas de dónde sacan la información sexual (redes sociales, porno) tenemos como resultado unos adolescentes con una gran desinformación sexual.

Los modelos familiares contribuyen de forma muy significativa a conformar la personalidad y el desarrollo de la sexualidad de los chicos y chicas. También el grupo de pares es una fuente de valores, estereotipos y normas.

Para los padres todo esto supone una fuente de preocupación constante y reconocen muchas veces no disponer de las herramientas para poder ofrecer una adecuada educación sexual a sus hijos. Además, las familias disponen de menor tiempo compartido, menos diálogo y un aumento de la permisividad. Esto hace que los padres se sientan desbordados y deleguen este tipo de educación a agentes externos como puede ser la escuela.

¿Qué pueden hacer los padres?

Hablar claro y sin vergüenza, para eso es importante comenzar a hablar de sexualidad con los hijos desde pequeños. Esto construirá una relación basada en la confianza y así adquirirán conocimientos y habilidades que les servirán para vivir sus propias experiencias y tomar sus decisiones. Una educación excesivamente proteccionista puede generar inseguridades o conductas rebeldes y lugar de fomentar una actitud reflexiva en los jóvenes.

La exposición temprana a materiales pornográficos y sus efectos en la vida afectiva sexual de sus hijos es una de las mayores preocupaciones que tiene los padres de hijos adolescentes. Prohibir no es la solución, mejor es educar para que tengan criterio a la hora de escoger el contenido que les llega. Por lo que está muy bien tener control sobre los dispositivos, pero eso no es suficiente en una sociedad tan hipersexualizada como la nuestra.

Hay gran cantidad de niños que se exponen a pornografía en internet antes de los 10 años, muchos a veces la ven de manera accidental cuando miran otro contenido, y muchos adolescentes de entre 14 y 17 años admiten visitar sitios web de contenido adulto.

Así puede afectar el Porno en la adolescencia.

Se sabe que los niños que han visto porno suelen ser más propensos a las agresiones sexuales que sus compañeros. La pornografía y contenidos sexuales cargados de violencia y de desigualdad de poder pueden llegar a afectar su compresión de las relaciones personales, según un estudio de Salve the Children en España

Mentes todavía en formación puede generar confusión de como se deben de tratar a las mujeres al practicar relaciones sexuales. En el porno más convencional se distorsionan tamaños y se fomentan prácticas de riesgo al no mostrarse el uso del preservativo.

Con la prohibición sin más no ayudamos porque al final podrá más la curiosidad del niño que el respeto a las normas.

En resumen, la educación afectiva sexual es clave para que con la ayuda de los mayores los niños sepan qué aceptar y que rechazar. La temida conversación sobre pornografía no resultara tan difícil si se ha hablado sobre sexualidad desde la infancia. En la familia.

Informarnos y ofrecer confianza para que puedan consultarnos cualquier cosa y responder con naturalidad, tanto en la familia como a nivel académico, es fundamental para desmitificar la pornografía.